1ra de Corintios 4.17.-
Hechos 16: 1-3
Un día Pablo visitó la ciudad de Listra allá en casa de una tal Eunice, la madre de Timoteo y Loida su abuela. Almorzó con ellos, Eunice y su marido; ella judía y él griego, esperaban con ansias la visita de Tan ilustre enviado del Señor. La fama de Pablo corría como agua, y ellos sabían el temple de aquel hombre bajo de estatura, pero grande en el Señor.
Se sentaría a la mesa y su joven hijo estaba perplejo. Al fin sus ojos podían conocer al gran Saulo de Tarso, el que hizo estremecer los cimientos del infierno con su presencia, el que le daba tantos dolores de cabeza a los doctos de la época y que era enemigo de los escribas.
Pero allí a su mesa, frente de él estaba la leyenda viva de un hombre de fe y temple como ninguno en su edad, así quedó boca abierta al escuchar las narraciones del gran Pablo. Su padre quería correrlo, pero terminó por acceder, y lo dejó a la mesa, a posterior también accedió a mandarlo a una escuela mejor preparada, más que aquella que tenían allí en su pueblo.
Cuando buscamos lo mejor, Dios entrega lo mejor, y nos usa en lo mejor que Él sabe darnos.
Así pasaron los años y mas tarde, nuevamente Pablo vuelve otra vez allí, y el joven Timoteo servía a las mesas. Pablo pregunta quien es ese joven tan atento y servicial y que le llamó la atención por su conducta de servicio, (igual a los jóvenes de hoy que se levantan de la mesa y dejan todos los platos a la mamá, sobre todo si se trata de los hombres)
Pero Timoteo se regocijaba barriendo, limpiando, preparando las cosas para los hombres de Dios, ¿podríamos ver hoy a un joven barriendo con Alegría?
Realmente en la vida de este joven se cumplían las palabras del poeta de Israel “enseña al niño en su camino que cuando grande no se apartará de él” (proverbios 27:6)
Disciplina: algo que hoy no se habla, algo que pareciera sacado de un cuento de antaño, pero todos los grandes hombres de Dios lo que tenían era disciplina de servicio, de adoración, de estudio, de entrega, algo que hoy no se quiere hacer, todo es microondas, es chip, es rápido y desechable, predicadores rápidos, evangelistas rápidos, pastores rápidos, en menos de un año tenemos ya a estos hombres en el ministerio y listos a la batalla pero a la primera embestida del enemigo se quiebran enteros porque no tienen disciplina de entrega.
Hoy tenemos ministerios de prosperidad, elocuentes, y que nos dejan con la boca abierta, pero el ministerio del maestro es de puro fuego, de aguante, de firmeza, de entrega, de llamado, de preparación, ¿Como quieres ser usado por Dios si nunca lees las escrituras? ¿Como quieres ser usado si nunca oras? Pregúntate como?
Pero este joven Timoteo estaba allí en la mesa al lado de su padre escuchando atento a las enseñanzas, atento a lo que Dios podría hacer en su vida, a través de las palabras del gran Apóstol. A esa altura Timoteo rodeaba los 12 años, él quería ser alguien en la obra y empezó un servicio, una entrega, un deber, entendió el llamado del Señor para su vida, y lo aceptó.
Timoteo jamás pensó que el apóstol nuevamente volvería por esos lados. Quizás pensó que fue una vez y nada más, que ya nunca mas lo vería, pero grande fue su sorpresa cuando le vio otra vez. Esta vez no estaba en su casa, estaba entre los hermanos posiblemente en la sinagoga enseñando, luego en los comedores, pero él estaba feliz, estaba sirviendo y escuchando, mas grande fue su sorpresa cuando el gran Pablo lanza el desafío a su vida:
“Este me es Útil en la obra” (Hechos 16:3)
Huy su corazón saltó de alegría, se hinchó el pecho y el latido cada vez era mas fuerte, estaba siendo llamado por el gran Pablo, pero entendió que era el mismo Jesús quien lo llamaba a cumplir una labor tremenda, para él, solo él estar al lado de Pablo. Ya estaba todo hecho, y no quería nada más.
Así emprendió la retirada de su casa, de su ciudad, dejó a los suyos, y se fue con Pablo, quien a su vez lo prepara y le enseña aun más de lo que ya su madre como buena judía había metido en su corazón, ahora estaba al servicio del apóstol, lo cuidaba, lo atendía, y a la vez estudiaba en la mejor escuela que alguien puede estudiar, la de los milagros, él fue testigo de como el Señor usaba a su siervo, estaba allí, entre todos, él lo veía y su fe crecía tanto como su edad.
Al correr del tiempo, cuando tiene la edad de 19 años, es puesto a cargo de la más conflictiva de las obras Éfeso. Allí el apóstol una vez mas le recomienda mano dura inquebrantable en contra del enemigo pero con una mano de amor para con las almas.
Allí Pablo le hace la advertencia “no te olvides que te ungimos y los ancianos colocaron sus manos sobre ti y el Espíritu del Señor esta en ti” (2º Timoteo 1:6)
Esto llama la atención porque significa que quizás estaba pasando una debilidad, una prueba fuerte, quizás no le obedecían los hermanos, o tal vez lo miraban muy joven, pero cuando llega la carta a sus manos con tamaña recomendación toma fuerzas y coloca las cosas en orden y empieza a ver un avivamiento en la vida de los creyentes, es decir que cuando colocamos las cosas en orden entonces habrá avivamiento, antes no, y todo Éfeso arde por el poder del Espíritu Santo.
Ahora se va dejando Éfeso y toma la iglesia de Corintios, una más conflictiva y la más dura de todas.
Pero debemos preguntarnos algo: ¿Por que Pablo colocó dos veces al frente de iglesias conflictivas a un joven pastor?
Sencillamente porque Pablo ve el llamado de Dios en su vida y la razón se la da el avivamiento, que comienza en cada una de las iglesias a donde iba Timoteo. La unción estaba con él, el poder de milagros que Pablo tenia, lo tenia él, por eso en cada una de las cartas le dice “mi hijo amado”, “Hijo en la fe”.
Que tremendo llegó a ser, y cuando solo tenía 24 años ya era el pastor de 3 iglesias y había estado recorriendo casi toda Palestina con Pablo, le reconocían como el discípulo de Pablo, y hasta el ultimo momento de la vida del Apóstol él estuvo con su maestro.
Eso se llama fidelidad para con su pastor y para con Dios, cosa que hace falta hoy en día.
Al terminar esta reflexión de la vida de uno de los más grandes hombres jóvenes de su tiempo quiero hacerte 3 preguntas.
¿Para que estas en tu iglesia?
¿Cual es tu meta en tu vida?
¿Crees que Dios puede usar tu vida?
Si has reflexionado a estas preguntas es hora que empieces a trabajar por el reino
Juan Alvarez
Pastor Ministerio Jeshua
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